Desempolvando Términos: Biodegradable vs. Compostable, ¡No son lo mismo!

compost

Si eres de los que compra algo ‘eco’ y se siente bien, ¡felicidades! Estás en el camino correcto. Pero en el mundo de la sostenibilidad, hay dos palabras que se confunden más que un turista en TransMilenio: biodegradable y compostable. Y sí, aunque suenan parecidas, no son el mismo cuento. Acá te explicamos la vuelta para que no te metan carreta.

La trampa de lo ‘Biodegradable’

La palabra biodegradable es una campeona del marketing verde, pero tiene su trampa. Significa que, con el tiempo, un material puede ser descompuesto por bacterias, hongos y otros organismos naturales, y regresar a la Tierra. ¿Suena bien, no?

El problema es este: La ley no siempre especifica cuánto tiempo puede tardar. Un plástico ‘biodegradable’ puede tardar 5 años, 10 años, o 100 años en desaparecer, ¡y eso no es una solución rápida para el planeta! Además, muchas veces el proceso deja residuos tóxicos o microplásticos que siguen ahí, invisibles, contaminando el suelo y el agua.

Ejemplo: Una bolsa de plástico común puede ser «biodegradable» en 500 años. Una bolsa que tiene el sello ‘biodegradable’ pero sin certificaciones claras, puede desintegrarse más rápido, pero necesita condiciones muy específicas y ¡ojo!, puede dejar residuos dañinos, como los «oxo-biodegradables».

El poder de lo ‘Compostable’

Un artículo compostable es un crack porque tiene una promesa seria y certificada. Es un producto que:

  1. Se descompone en un tiempo corto (generalmente, máximo 6 meses).
  2. Lo hace bajo condiciones controladas (calor, humedad y oxígeno).
  3. Se convierte en compost (abono) de alta calidad, sin dejar residuos tóxicos o plásticos visibles.

¡Es decir, cierra el ciclo! Nace de la Tierra (fibras naturales, almidón, etc.) y regresa a ella como alimento para nuevas plantas. Esto es cero basura, pura vida.

¿Y cómo va la jugada en Colombia?

En nuestro país, la infraestructura para el compostaje industrial aún está cogiendo fuerza. Muchos rellenos sanitarios no tienen las condiciones ideales para que lo «compostable» cumpla su ciclo perfecto. ¡Pero ojo, esto no es excusa!

  • Tu rol es clave: Aunque no termine en una planta industrial, elegir un producto compostable (como los que vendemos) en lugar de uno de plástico virgen o oxo-biodegradable’ es una victoria gigante. Reducimos la demanda de petróleo, evitamos que un plástico eterno se produzca y, si tienes compostera en casa (¡como te enseñamos en el blog!), ¡el ciclo lo cierras tú mismo!
  • La exigencia es el camino: Entre más colombianos exijan y compren productos biodegradables y/o compostables certificados, más rápido las ciudades se verán obligadas a invertir en la infraestructura necesaria para procesarlos.

El resumen del cuento: No te dejes meter el gol. Pide siempre productos biodegradables y/o compostables certificados (como los de nuestra tienda). Son los únicos que garantizan que el artículo se descompone rápido y se convierte en abono.

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